1/21/2008

divorcios

Dicen que
hay vida después del divorcio. O al menos, es lo que intentan conquistar los divorciados y las divorciadas, que -lejos de encerrarse a llorar sin pausa por la pérdida de la pareja- tiran la chancleta en bailes con strippers, se "sacan" años o compran belleza con cirugías plásticas y hacen viajes turísticos para hacer "amigos". O se animan a revolcarse en luchas en el barro dentro de las fiestas para divorciados.

Si el fin de un matrimonio antes era un tema tabú, mal visto, y hasta estigmatizante, en la actualidad se empieza a vivir de otra manera. "El divorcio implica hacer un duelo porque es la cancelación de un proyecto entre dos -señala Andrés Rascovsky, de la Asociación Psicoanalítica Argentina-. Pone en juego el 'cuánto valgo' para los demás".

El psicoanalista agrega que "si se trata de una persona que era muy dependiente de su pareja, que consideraba al otro como su prótesis, es lógico que sienta una gran sensación de vacío". Como consecuencia, las actividades que ya se están proponiendo en la Argentina -como las fiestas con strippers o los paquetes turísticos con divorciados- vienen como anillo al dedo para "restituir el apoyo perdido". "Generan una esperanza de encuentro posible con otros", afirma Rascovsky.

"Siento que ahora tengo una nueva vida. Un poco más loca, es cierto. Pero con una mayor libertad", cuenta Adriana Figgini, de 39 años. Estuvo casada durante seis, no tuvo hijos, y poco después de divorciarse se fue a festejar con amigas en una lucha en el barro en Los Colosos del Averno, en el barrio de Congreso.

Las fiestas especiales para divorciados empezaron en esta década en Estados Unidos, donde hay emprendimientos que las organizan con globos, música y hasta la proyección de la película La guerra de los Roses como un modo de ¿reírse? del asunto. En Australia y España están en auge. En Austria, donde el 66% de las parejas se separa, se organizó en octubre la primera feria del divorcio, con stands de detectives privados, laboratorios para averiguar paternidad de los hijos por tests de ADN y diversas charlas.

En Buenos Aires, en boliches como Golden, ya las mujeres van por despedidas de casadas para ser "consoladas" por strippers (mientras siguen las despedidas de solteras). O quieren cambiar sus cuerpos. "Muchas vienen a mi consultorio -cuenta Gustavo Pedro, miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica- porque quieren reconquistar al marido. Es que cuando se divorcian entran a competir en el mercado y se acuerdan de ser mujeres", comenta.

"Estamos en la época del zapping, donde se banaliza la constancia y la durabilidad de una relación afectiva. En este contexto -opina la psicoanalista y psiquiatra Ana María Muchnik-, hay que preguntarse si salir con las amigas o levantarse las mamas es más eternizarse en la adolescencia. Aturdirse con las salidas puede ser una vía para no enfrentar el duelo del divorcio".

En tanto, Carlos Alhadeff, psicólogo y autor de Confesiones de un machista arrepentido, piensa que "el matrimonio es esclavizante para algunas mujeres. Por lo cual, es lógico que algunas festejen el divorcio y muestren que están libres. Pero en otros casos celebrar un divorcio es burlarse del amor. Siempre hay un duelo, y más que despedida con fiesta debería haber velatorio".

Los varones divorciados adhieren más a otras propuestas. "Ellos sienten que pierden la brújula tras el divorcio. Muchos vienen a nuestros encuentros", señala Maia Zuretti, psicóloga gestáltica y coordinadora de Soledad & Cía, que reúne a gente para comunicarse mejor tras mirar películas. Otros se deciden por los viajes.

"Es un poco aburrido viajar solo - dice Alfredo Luquer, de la agencia de turismo Eves-. Muchos de los que se suman a nuestros viajes de "solos y solas" son divorciados que quieren compartir las vacaciones. No garantizamos que ganarán una pareja. Sólo que encontrarán amigos". Hacen turismo interno, van a Uruguay o Brasil o viajan en cruceros. Una vez por año pueden incluso ir a una fiesta internacional de gente sola en Cuba.

Sea con o sin fiestas, la psicóloga Viviana Masciottra, que trabajó en el Club de las divorciadas, aconseja que hay que enfrentar el dolor y la tristeza del divorcio. "Conectarse más con amigos y familiares. Darse un tiempo de introspección sobre la pareja que se perdió, para volver algún día -si se lo desea- a rearmar una relación sana de pareja, sin quedar anclado en el pasado".

(Este artículo fue publicado por Valeria Román en la edición impresa de Clarín el 20 de enero de 2008. Más información aquí)

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