6/05/2008

pasion y convivencia

Muy pocas relaciones amorosas parecen estar construidas por una aleación de titanio y oro, con una solidez comparable a la armadura indestructible de algún superhéroe de ficción. Lamentablemente, este no fue el caso. El romance que nació en 2005 entre Esther Goris (45) y Alberto Rodríguez Saá (59), provocó un impacto inicial que hacía descreer que dos personalidades tan opuestas pudieran convivir y amarse. Un político encasillado en la centroderecha, serio e introvertido, con una mujer del espectáculo, de izquierda, dotada de histrionismo y exceso de sinceridad.... La ecuación no cerraba. Pero al escucharlos hablar, tan enamorados, jurándose amor eterno, y verla a ella con un brillo inédito en los ojos, honestamente feliz, dicha complementariedad de opuestos transformó a la pareja en un ejemplo de que cuando hay amor las distancias se acortan. De hecho ella se fue a vivir, sin reflexionar demasiado, a Los Peñitos, la bellísima casa de campo que posee el gobernador de San Luis.
Sábado 31 de mayo, a las 15:00, y al cabo de tres años de aquel fuego romántico que unió sus vidas, en la misma residencia puntana está nevando, lo cual multiplica el esplendor del paisaje serrano. Desde el interior de la vivienda se observa cómo el calor de la pasión le cedió paso a la frialdad. Esther Goris, en exclusiva, atiende a CARAS y le confiesa una triste e inesperada primicia: Se separó de Alberto Rodríguez Saá.Nos separamos, de modo que mi vida está en un período de duelo. En una pareja como la nuestra, donde el amor siempre estuvo presente, siento como si me amputaran la mitad de mi cuerpo. Siempre fui una mujer fuerte, que ama y disfruta de la vida, pero los duelos son inevitables. Sería falso decir que estoy maravillosamente bien. Acabamos de separarnos, y lo digo así porque no me separé yo sola. Fue una decisión tomada entre dos, y con bastante dolor al menos de mi parte. Sucede que aún nos queremos mucho, pero lamentablemente con el amor no basta, dice la actriz que acaba de llegar de España, de un viaje de quince días, en donde presenció la edición final de la película Ni Dios, ni patrón, ni marido, cuyo guión escribió junto a Graciela Maglie. También aprovechó para visitar a sus padres, que viven en su aldea natal de Galicia, a quienes convertirá en protagonistas de un filme que proyecta dirigir basado en la historias de dos campesinos inmigrantes. Al regreso, una difícil decisión caería de madura. No se da frecuentemente que una pareja que ha convido tres años con muchísima ilusión y proyectando una larga vida juntos, ahora esté planeando también una larga vida unidos, pero como amigos, compañeros y compinches. No perdí el amor por Alberto, y no creo que nunca suceda. En todo caso, con el tiempo será cariño. Por ahora, no lo dejo de amar por el hecho de haberme separado, reconoce Goris, quien contesta de manera tajante a la pregunta sobre si está abierta la posibilidad de una reconciliación: Esta decisión está tomada, fue muy conversada. Por eso decidimos comunicárselo ahora a CARAS, que fue la primera y única revista a la que le dimos la noticia de nuestro romance. Las fotos y esta nota la estamos haciendo aquí, en Los Peñitos, en la misma casa en la que viví momentos tan felices junto a Alberto... Aunque también aquí discutimos bastante, eh... No todas fueron flores. Somos dos personas muy complejas. Pero pienso que esta vida no sólo es demasiado corta, también es angosta. Y cuando en la pareja se empieza a sufrir de a dos, es hora de cuestionarse las cosas y afrontarlas. Hay que ser muy valiente para separarse, reflexiona la actriz, antes de tomar una taza de café.

Las versiones sobre su separación en el pasado fueron moneda corriente, pero Esther Goris asegura que se trataban de informaciones mal intencionadas. Incluso se llegó a decir que la tuvieron que internar por un ataque de nervios, ya que el gobernador de San Luis habría rechazado la propuesta de la actriz de casarse.Fue una vez que, por una infección urinaria, me internaron dos días para bajarme la fiebre, porque tenía 41 grados. En ese período, Alberto venía todas las noches de regreso de la casa de Gobierno para acompañarme y dormía en una camita al lado mío para cuidarme. Siempre han inventado distanciamientos entre nosotros, pero no me separo de Alberto por tener una crisis de nervios. Estuve con él estos años porque me hacía profundamente feliz, y cuando esa felicidad empezó a oscurecerse y a dañarse, sentí que era hora de replantear las cosas y tomar distancia. Además, ¿vos me ves proponiéndole casamiento a un hombre? Es algo poco elegante, antes que nada soy una mujer. Y Alberto me propuso cosas mucho más trascendentales que el casamiento... Por ejemplo, tener un hijo. Esas son las propuestas que a una mujer le interesan, afirma la actriz que conoció a Alberto Rodríguez Saá en medio de una gira de teatro, y declaró:En el momento más inesperado de mi vida me enamoré.

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