11/10/2009

El matrimonio, sólo para gays Por Rolando Hanglin

Se debate hoy en nuestro país, y en el mundo entero, el contenido de una ley que autorizaría el casamiento entre personas del mismo sexo. Se ampliaría así el concepto de matrimonio civil. El proyecto ha chocado contra preconceptos muy arraigados y modelos de vida conservadores. A veces resulta difícil abrir la cabeza. No hablamos de abrirla de un hachazo (que también es difícil) sino de actitudes ancestrales que traban el flujo de la vida.Estamos en condiciones de presentar a nuestros compatriotas, y al planeta entero, una idea revolucionaria, que sin duda permitirá mirar el tema desde otro lugar. Porque tenemos que pararnos en otro lugar. El matrimonio homosexual no sólo debe ser legalizado, sino que, de aquí en más...¡sólo los homosexuales podrán casarse!

Algunas razones:

1. El varón heterosexual es una especie en extinción (por suerte) pero su obstinada supervivencia lo convierte en una rémora para el progreso. El varón heterosexual tiende al machismo. Se cree dueño de todo y jefe de todo. Suele golpear a su mujer y a los niños. Le da por tener amantes: incluso, a veces, las colecciona como si fueran objetos. No termina de captar la noción de que la mujer es un ser humano. Jactancioso, competitivo, agresivo, sólo piensa en el dinero y el poder. Frecuentemente se encierra en los gimnasios para desarrollar fatigosos ejercicios que abultan sus músculos, y luego se pavonea entre sus amigos, jugando a ver quien tiene el músculo más grande. Este no es el modelo de varón que requiere una sociedad "open-minded". Y lo peor es que su fuerte inclinación autoritaria lo lleva a presionar a sus hijos. Obliga a los varoncitos a pensar como él: los hace hinchas de Boca, pendencieros y hasta fachos. No es aconsejable que este tipo de varón se multiplique. Además, sus matrimonios heterosexuales fracasan en seguida, porque la pobre mujer no lo soporta, o bien lo pesca en repetidas infidelidades. ¿Para qué necesita casarse un varón así?

2. La mujer heterosexual es la clásica "Susanita". Vive suspirando, a la espera de que un príncipe azul la llame por teléfono. Todos sabemos que en este mundo no hay príncipes, y menos azules. Pero "Susanita" mira fijamente el teléfono, y sueña con dormir con uno de estos energúmenos, y tener bebés, y darles de mamar, y hacerles la papilla. Esta mujer sólo aspira a barrer, cocinar, planchar, coser, bordar. Mientras tanto aparece el imposible príncipe, sale a bailotear en todas las discotecas, medio desnuda, zarandeando el traste para llamar la atención de los pelafustanes que se amontonan alrededor de la pista. ¿Esta es una imagen de mujer? ¿Cuáles serán los criterios que esta muchacha, ya crecida, le inculcará a sus hijas? Sin duda, con semejante guía, las niñas tenderán a repetir el patrón de conducta materno, y así nos esperan generaciones interminables de Susanitas. ¡Que después lloran porque el príncipe resultó un tremendo atorrante! Una chica de estas características no debe casarse: la espera el sufrimiento, y un destino mediocre para sus hijas e hijos.

3. Los gays sí deben casarse. Son sensibles, civilizados y mucho más "open-minded" que los anteriores. En estas semanas se polemiza sobre esta absurda pregunta: ¿las parejas homosexuales deben estar habilitadas para adoptar hijos? ¡Por supuesto que sí! Más aún: los matrimonios homosexuales son los únicos que deben estar autorizados a adoptar. Con ellos se garantiza que la niña o el niño se criarán libres de prejuicios medievales.Para que esto sea realidad, habría que modificar también las leyes sobre adopción. En la actualidad, la legislación tiende a persuadir a la madre biológica de que conserve su bebe. Aunque tenga sólo 15 años y ningún marido, aunque no tenga trabajo ni casa ni sepa leer, aunque ya esté cargando con otros tres críos de corta edad a los que no puede alimentar, aunque haya intentado arrojar al bebe recién nacido desde los acantilados, nuestros jueces, psicólogos y asistentes sociales la convencen de que recoja a su hijo en brazos, o lo entregue a un comedor infantil subsidiado, en la villa más cercana. ¡Pero darlo en adopción, jamás! Este punto de vista cambiará. Miles de adorables matrimonios gay-lésbicos adoptarán a millones de criaturas, les darán una buena educación y un hogar lleno de amor. De esta forma, la vida será mucho más bella.



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