Tu cuerpo es un templo que resguarda a tu ser, ansioso por conectarse con el otro desde un ritual sublime; ¿te animás a explorar tu sexualidad a conciencia?
Hay mucha confusión acerca de qué es el tantra, y también mucha gente que se aprovecha de esto para vender gato por liebre. Se trata de una forma de enseñanza budista e hindú que sirve para todos los aspectos de la vida, ya que busca que uno aprenda a reconocer sus impulsos y emociones, para luego aprender a dominarlas. Pero claro..., aunque no es el único, un escenario perfecto para aplicar este poder de control es la cama.
¡Ojo! A no confundir: "tantra" no implica necesariamente hacerlo lento y delicado como pregonan algunos "expertos"... Todos disfrutamos también de una sesión corta e intensa en el baño de un avión, pero la idea es que esa "sesión corta e intensa" pueda ser una elección y no una consecuencia inevitable del poco autocontrol sobre nuestro cuerpo. ¿Se entiende?
El origen
Se atribuyen sus reglas o enseñanzas a una serie de poemas escritos por Buda para el rey Indrabuthi, hace casi trescientos años. La palabra proviene del sánscrito, y significa "expansión" y "liberación". Y es justamente porque el tantra considera el sexo como una forma de expansión y exploración de la sexualidad, como un momento sagrado para buscar el placer individual y el de la pareja y como una posibilidad de alcanzar la realización espiritual a través del amor. Ahora, ¿cómo se traduce todo esto en acciones concretas?
Sostener el deseo
Quizá la principal diferencia entre esta manera de ver el sexo y la que tenemos en Occidente sea la importancia del orgasmo. Acá (¡tan prácticos nosotros!), el orgasmo es el objetivo de casi todas nuestras relaciones sexuales. Si una chica y un chico llegan al punto de desvestirse y acostarse juntos, sólo piensan en ese genial momento en que todo se acaba.
Pero una vez que esto sucede, la pasión entre ellos se agota, y no sólo el cuerpo de él se cansa, sino que aparecen en ambos las ganas de hacer cualquier otra cosa porque "eso"... ya está. La feliz parejita, así, con el tiempo, se aburre... y se disuelve. ¿Les suena la historia?
En Oriente, en cambio, el orgasmo es apenas un elemento más de las relaciones, que bien podría no estar, porque lo importante es disfrutar de todo el viaje y no sólo del destino final (que, mientras más lejos se encuentre, ¡mejor!). Los tantristas, además, creen que la eyaculación es una pérdida de energía, y que con hacerlo sólo una vez al mes, el cuerpo, fisiológicamente, ya tiene bastante.
En cambio, si la parejita de la historia anterior logra mantener relaciones sin llegar a este punto, no sólo va a conseguir sostener en el tiempo el deseo del uno por el otro, sino también intensificarlo y hacerlo cada vez más placentero; porque al no consumirse la energía sexual, la atracción nunca desaparece. Una ley energética reza: "Cuanto más separados estén los amantes, más atracción sienten".
¿Cómo?
Recapitulación. Aprender a controlar los impulsos del cuerpo para dominarlos: por ejemplo, aprender a gobernar la eyaculación para poder retrasarla hasta cuando queramos, y así no perder energía y sostener el deseo y la pasión de la pareja.
Si bien lo ideal para aprender a hacerlo es tomar algún curso con algún experto en el tema, acá van unas buenas ideas para poner en práctica.
Menos es más . Para empezar, reducir la frecuencia de los encuentros con tu chico es una excelente manera de acumular la energía sexual y asegurarse de que cuando finalmente llegue el momento, sea inolvidable.
Tiempo al tiempo . Como dijimos antes, "tantra" no necesariamente implica hacerlo suave y con todo el tiempo del mundo... Pero lo cierto es que tomárselo con calma es, al menos al principio, fundamental para aprender a observar todas las sensaciones, controlar los impulsos, manejar los tiempos e intensidades, y parar si es necesario (lo de Sting y sus ocho horas de sexo no era mentira...).
Tu cama, tu templo . Siguiendo con el punto anterior, convertir el lugar de los encuentros en algo especial va a lograr que vos y él encaren todo el asunto con la singularidad que se merece, y no como un mero trámite cotidiano. Poner velas perfumadas y flores alrededor de la cama, desconectar los celulares, elegir entre ambos música para la ocasión y hasta comprar aceites para hacerse masajes son sólo algunas de las cosas que pueden hacer para entregarse enteros al ritual.
Limpieza por fuera ¡y por dentro! Detengámonos en este punto, que es clave. Estar hechas unas princesas, perfumadas y muy arregladitas por fuera es tan importante como estar tranquilas y limpias de pensamientos en ese momento. No da estar pensando en la lista del súper: convertí ese espacio en un ritual de relax.
Coordinar la respiración . Simple y efectivo. Antes de arrancar, tómense unos minutos para ponerse cara a cara y coordinar sus respiraciones. Cuando uno exhala, el otro inhala. La idea es que cada uno respire el aire y la energía del otro, y que se fusionen de manera perfecta para alcanzar sensaciones, realmente, de alto voltaje.
Ahora sí. Se tomaron su tiempo para armar el lugar, coordinaron la respiración, se masajearon, se tocaron de manera suave, finalmente empezaron a jugar, y ya están por poner el moñito final. ¡Paren ahí! Detengan todo, vuelvan a respirar, tranquilícense, relajen los músculos y, cuando estén preparados... vuelvan a empezar. La idea es que él no termine hasta después de 10 o 15 actos... por lo menos. Claro, entendiendo que el hombre bien entrenado aprende a llegar al orgasmo sin eyacular, por lo que no se cansa y puede tener múltiples orgasmos al igual que nosotras... ¿Qué más querés?
Por Amanda Delfan
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