TENDENCIAS
El cine también se ocupa del tema
En la película de Rob Reiner Nuestro amor (1999), Bruce Willis y Michelle Pfeiffer se llevaban tan mal como puede llevarse un matrimonio de 15 años con diferencias de criterio irreconciliables. Ben y Katie acuden a lo que pueden, menos ceniceros, y a ayuda externa. Los consejos de terapia y/o amigos no les sirven de mucho.
El cine no ha hecho de la terapia de pareja un tema central: lo ha tocado de soslayo, para hincar con mayor fiereza en la terapia individual en la que —con Woody Allen a la cabeza— sí, los problemas conyugales suelen ser centrales. Los psicólogos de Hollywood —los que aparecen en pantalla— por lo general lidian con asesinos seriales y gente sin memoria, que pueden ser características viables de cualquier marido o esposa, pero no cuenta.
En La guerra de los Roses, Michael Douglas y Kathleen Turner se destrozan literalmente al decidir divorciarse. Y es el abogado de ambos quien sentencia lo que cualquier terapista de pareja les hubiera dicho: si tanto se querían, ¿por qué no pueden recomponerse?
Ya lo ha dicho Indiana Jones —el muy vivo se quedó soltero—: lo importante no es el tiempo —meses o años que pueda durar una relación—, sino el kilometraje. Lo que se ha vivido.
Pablo O. Scholz
No hay comentarios.:
Publicar un comentario