4/16/2007

erotismo educado

TENDENCIAS


Alumnos hot: los porteños que aprenden trucos de erotismo, seducción y strip-tease

Aunque
suene raro, el sexo, el erotismo y la seducción también pueden
aprenderse. En medio de un panorama que reúne (o separa) a hombres y a
mujeres, el mercado también ofrece distintas posibilidades para que el
ejercicio del encuentro no se nos complique tanto. ¿Pueden las escuelas
de sexo, los cursos sobre seducción y los talleres de masajes eróticos
ayudarnos a que el difícil arte de amar sea mucho más fácil?, ¿qué
buscan los que se atreven a desafiar al instinto para ponerse el
guardapolvo de alumnos sexuales?, ¿qué opinan sus parejas de esta
búsqueda tan particular por extender el placer?

Desde PK, la (primera) Escuela de Sexo porteña,
Paola Kullock, su directora, cuenta historias sobre quienes se atreven,
por ejemplo, a aprender técnicas de strip-tease, masajes eróticos y
seducción. Algunos ejemplos: Con 40 años recién cumplidos y muchas
ganas de ratonear a su marido “ni bien llegue a casa”, Liliana
supo cambiar la visita a la peluquería por las clases. ¿Saben tus hijos
que venís acá?. “Mi hija de 17 años conoce lo del strip. Se rió mucho
cuando se enteró y me dijo que, por favor, trate de enseñarle alguna
que otra técnica”, cuenta Liliana, con una sonrisa en la boca y la
camisa blanca (que se acaba de sacar sensualmente en medio de una
clase) en la mano.

“Acá vienen mujeres de 20 a 60 años. Las más
jóvenes llegan ilusionadas, suelen estar por casarse y más dispuestas a
complacerlos. Las de 35 a 45 generalmente ya están casadas y quieren
agasajar a su ¡amante! Las de 45 a 60 disfrutan de parejas nuevas o buscan pareja, y son las más desinhibidas”, cuenta Paola, una masajista profesional que dejó a sus clientes para dedicarse a enseñar.

Y ya tiene estadísticas de todo lo que ve y escucha en su particular aula: “El 99,5 por ciento de las mujeres que vienen acá fingió un orgasmo alguna vez en su vida.
Algunas, mediante el erotismo, quieren aprender a tener uno de verdad”,
dice y aclara que “una vez, una alumna me pidió que le enseñara a gemir
como Meg Ryan en ´Cuando Harry conoció a Sally´”. Pero en este mundillo
no sólo hay mujeres.

Pero
aunque no son las únicas interesadas, las mujeres son mayoría. Se trata
de amas de casa de más de 40, seguramente muy cansadas de la rutina.



“Todas
somos mujeres normales con ganas de hacer algo divertido y de descubrir
secretos para ser mejores amantes”, cuenta Sandra, de 27 años, dueña de
un local de lencería. Ella llegó a la PK con un objetivo muy preciso en
mente: “Quería aprender a dominar a un hombre y lo logré".

Entre
sus recuerdos más calientes, la directora de la Escuela de Sexo recordó
a Sofía, una señora de 57 años, maestra de primaria y rodete en la
cabeza, que quería sorprender a su marido de 64 a toda costa. “No
pudimos terminar la clase con ella. En un momento del aprendizaje, la
mujer gritó de ‘me estoy excitando demasiado’ y salió corriendo para el
baño”, relató la profe. Cuenta que Sofía volvió al aula con una sonrisa.

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