4/16/2007

los males de amor dañan el corazon (de muchas maneras!)



Prueban que los males de amor pueden dañar mucho al corazón


Sí, al parecer es posible morir por un corazón roto.
El tema, en realidad, no es nada romántico. Tiene que ver con
evidencias cada vez más concretas de la relación entre las emociones y
el aparato cardiovascular. Incluso hay especialistas que aseguran que
el corazón es víctima de las emociones, y no su origen, como se pensó siempre.

Ayer se conoció una investigación de científicos británicos de la
Universidad College London y la Facultad de Medicina Brighton &
Sussex. Descubrieron que las zonas más altas del cerebro, usadas para
el aprendizaje, la memoria y las emociones, pueden desestabilizar el
músculo cardíaco de quien sufre enfermedad coronaria durante un período
de estrés, como la pérdida de un ser amado, lo que puede generar un ritmo cardíaco doloroso.




Hace tiempo se cree que hay relación entre los traumas emocionales y
los ataques cardíacos, pero se pensaba que eran regiones más
primitivas, como el tronco cerebral, las que enviaban los mensajes al
tejido del corazón.

Investigadores de la Facultad de Medicina Johns Hopkins probaron que se
puede morir por un "corazón roto". Estudiaron pacientes con arterias
sin coágulos que sufrieron infartos luego de cuadros de estrés
emocional, como la pérdida de la pareja, y encontraron que los niveles
de hormonas del estrés en sangre eran tres veces más altos que los de
las víctimas de infarto convencionales. Son conocidos los casos del "síndrome del corazón roto", en el que la pareja muere luego de morir su esposa o marido.

"Las relaciones entre las emociones y el aparato cardiovascular han
sido objeto de interés desde tiempos remotos. Durante siglos el corazón
fue pensado como el sitio donde nuestras emociones se originaban. Sin
dudas esto estuvo originado por la observación cotidiana de que todo
aquello que no nos resulta indiferente, produce cambios objetivos en la
función cardíaca", dice Marcelo Cetkovich, jefe de Psiquiatría del
Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro e INECO.

Y cita a William James, precursor de la psicología científica del siglo
XIX, quien afirmaba que las emociones son el correlato neurovegetativo
de las representaciones mentales. "Sin embargo, la ciencia muestra que
el corazón es más la víctima que el origen de las emociones
—dice Cetkovich—. En los últimos años varios estudios mostraron que los
trastornos afectivos están sobrerrepresentados en personas con
enfermedades cardiovasculares, aumentando la posibilidad de una
evolución no tan favorable".

"Las relaciones entre los trastornos del sistema nervioso central y el
aparato cardiovascular son íntimas y complejas y el acceso a un
diagnóstico psiquiátrico precoz en personas con enfermedades
cardiovasculares son necesarias", agrega Cetkovic.

  • Al menos un 30% de los pacientes con enfermedad cardíaca
    padecen o van a padecer sintomatología psiquiátrica, particularmente
    depresión y ansiedad.

  • Existe evidencia suficiente que indica que el tratamiento
    precoz y adecuado puede mejorar significativamente la morbimortalidad
    por causas vasculares.


  • La depresión y la ansiedad, además de aumentar el riesgo
    vascular, disminuyen la adhesión terapéutica a la medicación y a los
    programas de rehabilitación, además de aumentar conductas de riesgo
    como sedentarismo y abuso de tabaco y alcohol.


    Leo Pozuelo, del Departamento de psiquiatría de la Clínica Cleveland,
    en los Estados Unidos, explica que durante los últimos cuatro años
    estudió la relación entre el corazón y el cerebro.
    "Entre el 20 y el 30 % de los pacientes cardíacos tienen depresión
    clínica, y los cuadros de ansiedad, aunque hay menores datos, en
    nuestra experiencia también son altos y dignos de tener en cuenta en la
    evaluación y tratamiento del paciente cardíaco".


    En un reciente estudio multinacional de 52 países, (Interheart), los
    trastornos psicosociales aparecieron como fuertes factores de riesgo
    para desarrollar enfermedades cardíacas. Los pacientes que están más
    aislados y tienen menor apoyo social suelen padecer mayores complicaciones en la recuperación cardíaca. Los pacientes con estrés, ansiedad y depresión también son los que no practican la buena dieta, el ejercicio, o el no fumar.


    "Sabemos que la depresión es un factor de riesgo para que en una
    persona previamente de buena salud desarrolle enfermedad cardíaca.
    También sabemos que si el paciente ya es un enfermo cardíaco y luego
    padece depresión tiene el riego de un empeoramiento de su enfermedad".


    "Está claro que hay que darle más importancia a la influencia del
    estrés y la depresión en la enfermedad cardíaca. Hay que detectarlo en
    las entrevistas con pacientes antes y después de eventos cardíacos,
    educar a la gente y a la comunidad médica, y hacer más estudios sobre
    tratamientos para tratar este factor de riesgo de la enfermedad
    cardíaca", concluye el especialista.







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