5/10/2007





ALMACÉN

ALMACÉN

Los hombres modernos (Parte I)
Neovarones
Recuerdo en mi niñez esos asados con parientes y amigos de mi viejo donde se tomaba bastante vino y se armaban intensos debates sobre política y fútbol. También guardo la imagen de varias mujeres agrupadas en la cocina preparando café y cortando las porciones de pasta frola.
Los estereotipos estaban bien marcados. El hombre era el que laburaba, un señor rudo de pocas palabras que ostentaba el mando. La mujer, ama de casa, se hacía cargo de la crianza de los niños, cosía dobladillos y planchaba los guardapolvos.
Sin querer entrar en depresión les cuento que esta historia acontecía hace unos 30 años.
Eran tiempos de machos y hembras con roles bien diferenciados que tuvo su comienzo en la época de las cavernas y se mantuvo aproximadamente hasta los noventa del siglo XX.
Ya para esos años es donde se origina la verdadera revolución.
Aparece la mujer en su versión evolucionada, con trabajo propio, independiente, asumiendo un divorcio y haciéndose cargo de su vida.
Pero lo principal es que mientras los hombres hemos tratado de mantener nuestro reinado, ellas -silenciosamente o a los gritos- han empezado a competir de igual a igual en todo ámbito. Esto dio lugar a la eclosión de una nueva especie que se denomina: El hombre moderno.
Podríamos decir que es una actualización, un "upgrade" del viejo hombre de Neandertal, pero adaptado al flamante embate (con tres delanteros y tapones de punta) de la parcialidad femenina.
Hoy me he propuesto orientar con consejos a aquellos hombres que aún siguen comportándose como criaturas precámbricas… es decir, todos.
Muchachos, llegó el momento de transformarnos en guachos modernos y desde ya les anticipo que no es tarea fácil. Aquí van:

Igualdad
El hombre moderno trata a las mujeres como si fueran hombres (salvo cuando hay que ir a los bifes) esto significa:
Comparte los gastos de salidas (cenas, cine, vacaciones) y -si viven juntos- los fijos (expensas, luz, gas, teléfono, agua, etc.)
No la acompaña ni la lleva a todos lados.
No se preocupa porque ella ande de noche por ahí, para él la mujer es igual que un hombre y no hay que cuidarla, se cuidan solas.
Teatralización:
Ella: Buen día
El: Buen día amorcito, ¿cómo te fue anoche?
Ella: Bien, la verdad que los chicos de la oficina son re divertidos
El: Está bueno que se junten de vez en cuando en esos after-office porque descontractura la típica relación laboral
Ella: Sí, está buenísimo
El: ¿Qué es eso que está arriba de la mesa?
Ella: El diario, lo compré antes de volver
El: ¿Pero cómo el diario?…¿ A qué hora llegaste?
Ella: Y… entre una cosa y otra se hizo tardísimo
El: ¿Y me trajiste el diario?
Ella: Sí, ¿viste que pienso en vos?
El: Mirá que bien, ahora el cornudo va a leer el suplemento económico ¿no?
No nos fijemos en el último comentario pero sí en el resto pues correspondía a un hombre moderno… recuerden, no es fácil.

Celos
El neovarón no tiene celos. Su novia puede ver a su ex todas las veces que quiera que a él no le preocupa. Hasta puede considerar al ex de su chica como otro amigo.
Tampoco lo irrita si su mujer anda vestida de manera muy provocativa.
No le molesta que ella salga con sus amigas a bailar.
El hombre moderno puede llegar a su casa y encontrar a su esposa tomando mate con un tipo que no conoce y ni se le ocurre mosquear.
No le fastidia que su mujer admita que tal o cual tipo le parecen muy atractivos y lo puede discutir como si fuera algo normal.
Teatralización:
Ella: ¡Qué mirada tiene Facundo Arana!
El: Estoy de acuerdo, tiene unos ojos increíbles
Ella: Aparte tiene un lomo bárbaro
El: Puede ser, en todo caso es un hombre para un touch and go
Ella: Sí, para un par de horas en un lugar íntimo
El: Es cierto, estoy de acuerdo con vos, Facundo es muy buen mozo
Ella: Me olvide de contarte, la otra tarde vino Facu al negocio a comprar unos anteojos de sol
El: ¿Qué me estás tratando de decir?… ¡ah!… ahora caigo… por eso me sacaste el tema… no ves que sos una atorranta... más, sos una combi llena de atorrantas. Le estás calentando la pava a cualquiera… ¡te llego a ver con él y les bajo los dientes a los dos!
Dejando de lado el exabrupto final, la conversación era un ejemplo de un "man aggiornado"… pero amigos, como verán, es un poco duro de sostener.

Sensibilidad
El hombre moderno es sensible. Puede compartir con su pareja el gusto por las comedias románticas y hasta llorar con ella.
También es sensible para las cuestiones estéticas, con frecuencia la ayuda a maquillarse, peinarse y vestirse porque el tipo no tiene problemas con su costado femenino. Puede acompañarla a que se compre ropa lo más contento.
Teatralización:
Ella: ¿Te gusta como me queda el jean?
El: Sí, está bueno el color y ese look de jean gastado a la piedra
Ella: Viste que tiene partes como rotas a propósito, algunos tajos
El: Están bárbaros
Ella: Mirá tiene un tajo atrás, justo en la cola
El: ¿No te irás a comprar eso?…. ¡¿estás loca, cómo vas a andar mostrando el orto por la calle con todos los babosos que andan sueltos?!
Dejate de joder, pareces la Nazarena Vélez… ¡no te acompaño nunca más!
Excepto la última reacción el resto del relato iba de la mano de un hombre moderno.

Hasta aquí algunos ejemplos de una realidad con la que tenemos que convivir, el tema queda abierto al debate.
Los dejo porque tengo que terminar de zurcir un par de medias y si cuando mi mujer terminó de hacer el asado no tengo preparada la ensalada se enoja.

El martes, la segunda parte y no se olviden que el lunes publicamos Ofertas de la semana, Atención a proveedores y una nueva sección.
Buen fin de semana.




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