CIVILIZACIÓN Y BARBARIE: Pensar la contemporaneidad: tec-noética en la era digital
Pensar la contemporaneidad: tec-noética en la era digital
Hoy comienza en Buenos Aires el MEACVAD 2007, la Muestra Euroamericana de cine, video y arte digital que tendrá lugar en el Espacio Telefónica, en la Alianza Francesa y en el Goethe Insitute, un evento imperdible -por su alta calidad tanto en artistas invitados como en obras exhibidas- en la agenda cultural porteña.
Las preliminares estuvieron a cargo del pensador y artísta inglés Roy Ascott del que reproduzco parte de una conferencia fundamental: El web chamánico. Arte y conciencia emergente.
Ascott es un pionero de la cibernética, la telemática y la interactividad en el arte, llevó adelante proyectos de redes globales para el Museo de Arte Moderno de París, la Bienal de Venecia, la Ars Electrónica de Linz y el Instituto V2 de Holanda. Como teórico publicó múltiples artículos que fueron traducidos a varios idiomas. Es asesor y colabora con festivales, jurados, revistas, centros multimedia y universidades de toda Europa, América y Japón. Fue decano del Instituto de Arte de San Francisco y catedrático de Teoría de las Comunicaciones en Viena. Su obra trata sobre la creatividad colaborativa y las implicaciones artísticas de nuestra cultura posbiológica. Su visión engloba nuevas formas de arte, arquitectura y enseñanza.
Aquí el fragmento prometido:
"No hay dudas de que artistas y científicos comparten la curiosidad sobre cómo los avances de la alta tecnología pueden ayudar a la exploración de la mente. Y la alta tecnología, por sí misma, está llamada a cuestionarse nuestras definiciones de qué es ser humano y qué debe constituir una conciencia artificial en las formas de vida artificial emergentes.
He introducido recientemente en mi vocabulario el término de tecnoética, porque creo que tenemos que reconocer que la tecnología unida a la mente, la tec-noética, no solo nos posibilita explorar la conciencia de manera más minuciosa, sino que debe capacitarnos para la distinción de nuevas formas de conocimiento, nuevas cualidades mentales, nuevas formas de cognición y percepción (ciberpercepción).
La fórmula no es, en todo caso, nueva. La famosa afirmación de Gregory Bateson de que la mente es inmanente a todos los sistemas, en lugar de ser propiedad exclusiva de cosas finitas, definió -en el contexto de la tecnología- la conciencia como cerebro más computadora más entorno.
En mi opinión, no sólo ha llegado el momento en el arte occidental en el que los artistas han de reconocer la primacía de la conciencia como contenido y contexto del arte, como sujeto y objeto de estudio, sino que también se ha de reconocer el origen que las aspiraciones físicas, espirituales y conceptuales del arte del siglo veinte han tenido en la construcción de una condición tec-noética.(...)
En la creación y presentación del Arte Interactivo ha estado siempre implícita la presencia de un observador fantasmagórico: el observador que está viendo al observador participando en el proceso interactivo. Esto significa que es el observador interactivo el que interpreta de manera inevitable el papel de intérprete (performer), interpretando para una audiencia implícita en un sistema que normalmente incluye su interacción.
El hecho de que la audiencia o el observador no puedan actualmente estar presentes en un determinado tiempo y en una determinada interpretación carece de relevancia. La razón es que el Arte Interactivo intenta encontrar su lugar en la galería de arte, y los museos de arte intentan incluir el Arte Interactivo dentro de su repertorio. De esta manera, contemplación, inspiración, meditación, reflexión y especulación, todo lo que necesita de un flujo personal de tiempo (si no de un completo espacio privado), está sujeto a la sensación de cierta ejecución o interpretación pública, un flujo de interacciones con el trabajo escenificado y enmarcado.
Resumiendo, en muchos trabajos de arte interactivo, el espectador está en un show, como lo que se exhibe, como trabajo en sí. El arte deviene puro espectáculo y el artista dramaturgo. Esto no quiere decir que no haya debate actual acerca de la clase de entorno en la que los trabajos de arte interactivo deben ser mejor localizados o que ninguna pregunta seria subyace sobre los aspectos públicos/privados de este género. Ciertamente, nuevas clases de espacios, específicamente diseñados para dirigir estos asuntos han abierto recientemente, - en Tokio el NTT Intercomunication Center (5), , y en Linz, el Ars Electrónica Center (6) son buenos ejemplos de ello. Efectivamente, a medida que nos damos cuenta más y más del lugar dominante del principio tecnoético de cada trabajo, y de su tránsito actual de arte inmaterial a su re-materialización en vida artificial, con todas las cuestiones acerca de la conciencia artificial que esto implica, podemos esperar que el lugar y la manera de nuestra interacción se va a transformar de modo si cabe más importante".
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