2/17/2009

cogemos bien... pero nada de que hablar!

OHLALA, comunidad de mujeres posteo esta nota


El encuentro es perfecto, de esos que deberían terminar con aplausos y
una explosión de fuegos artificiales. Pero ni antes ni después tienen
de qué hablar. No tienen gustos en común, ni tienen las mismas metas en
la vida, ni comparten un mismo humor. Es sólo sexo, pero no un sexo
cualunque, sino uno adictivo que te deja con la boca afuera. El tema
es: ¿te sirve o no?

Cuando una pareja funciona, se nota en la cama. Si estás bien
con él, se divierten, se cuidan, se respetan y son cariñosos; todo eso
se refleja en el sexo, que en ese sentido es una expresión física del
amor que sienten el uno por el otro. Pero ¿qué pasa cuando el sexo es
el leitmotiv, el centro y el fin último de tu relación?

Sin duda, los vínculos basados en lo sexual son súper
pasionales, te ponen en contacto con tu costado más primitivo y te
permiten concentrarte en tu cuerpo y en tu propio placer. Son
generadores de fantasías, excitación y adrenalina, ya que cada
encuentro promete ser inolvidable. Es justamente esa promesa la que te
mantiene unida a tu chico, aunque él sea naturista, fanático de los
deportes y la vida al aire libre, y vos mueras por dormitar frente a la
tele, masticar caramelos como una langosta o devorarte la última novela
de Paul Auster en una tarde.

No es sorprendente que descubras que estás poniendo el sexo en
el centro de tu vida, si tenés en cuenta que estamos inmersos en una
sociedad marcada por la imagen. El intercambio entre personas es precoz
e inmediato, y el aspecto físico se vuelve indispensable y forma parte
de nuestra identidad.

Entonces, lo que sucede es que te convertís en su objeto de
deseo y él en el tuyo. Se atraen como imanes, eso les genera un goce
gigante, sin que por eso alguno de los dos comprometa otros aspectos
emocionales o subjetivos.


¿Y ahora?

Con el transcurso de los meses, el sexo va perdiendo brillo, te
vas acostumbrando y de repente te das cuenta de que la hoguera que
parecía envolverte cuando él te tocaba ahora es más bien una estufita
de tiro balanceado. Es como si trabajaras en un kiosco: al principio,
seguro que picotearías chocolate o alfajores a morir, pero con las
semanas perderías el antojo.

Ninguna relación escapa al paso del tiempo, eso está claro. Ni
los matrimonios más exitosos pueden afirmar que no han sufrido crisis.
Pero si realmente te interesa tener una historia en común con tu chico,
tené en cuenta que, aunque es esencial, el sexo es sólo una de las
partes que sostienen el vínculo. ¿O pensás llevarlo a la casa de tu
mamá en boxer?


Cambiá la onda

Si decidiste fortalecer tu relación y querés averiguar si detrás
de todo ese buen sexo hay algo más, fomentá el diálogo y generá
espacios de comunicación.

Empezá buscando una actividad que les dé tema. Vayan al cine y
hablen sobre la película, o visiten una muestra de fotografía y charlen
sobre las obras. Cualquier cosa que te dé un disparador para la charla
va a funcionar, no importa si es una noticia, un libro o un programa de
televisión. Si él no se copa de entrada, hacele preguntas y disponete a
escuchar sus respuestas. Alejate del dormitorio por un momento para
darle –y darte– la oportunidad de explorar gustos comunes.

El cerebro es el órgano sexual más importante. Si lo ejercitan
juntos, van a disfrutar de los resultados. Y si ves que no hay caso y
las salidas se vuelven cada vez más tediosas, no hay nada de malo en
tomarlo como un fresco amor de verano.


Por Elena Paoloni | Ilustración de Robertita

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